Orense/ Ourense
En español es Orense, un nombre documentado desde, al menos, el año 1200, tan antiguo como Ourense.
Es nombre antiguo el de la ciudad de las Burgas. Remonta a los romanos, quienes según es fama aún eran capaces de navegar el Miño desde La Guardia. Tradicionalmente, se ha vinculado el nombre con el Oro (Auriensis); hoy algunos defienden la idea de que el nombre original es Auria. El Aurense o Auriense sería el adjetivo que acompañaría al sustantivo (¿quién sabe?) territorio, puerto, villa, camino…
Una curiosidad del topónimo es que la diversidad con que aparece en los textos no deriva solo de la falta de ortografía y la imprecisión, sino de la lucha por dar un último salto evolutivo:
de Auriensem75 a Ourense, y de aquí a Ourés.
Un documento del 1200 nos da indicio de ello:
tien pedro martiz payan del bispo dorens en sos dias e renden .X. sueldos
Otro del año 1256 Don Johan, obispo de Orens, confrma.
Cabeza Quiles nos lo confirma: Dende a base aurense o auriense (…) chegaríase, nunha
evolución normal do galego ao latín, ao topónimo *Ou75 Para los que recuerden el latín: el léxico tanto en castellano como en gallego deriva casi siempre del caso acusativo.
140 rés pois Ourense (…) é unha extraña forma de cultismo o semicultismo 76.
Esa evolución a Ourés hubiera sido natural, tal como Saliniensem (adjetivo derivativo de salinas) evolucionó a Salnés.
Nos preguntamos si lo que impidió esa última evolución fue la existencia paralela del castellano Orense, escrito y estable, que fjó la variante oral y popular en Ourense y bloqueó el salto definitivo a Ourés. De ser así, el Ourense sería también hijo de la perniciosa influencia del castellano.
Por lo demás, la aparición de la variante castellana fue rápida y fácil. La analogía es instintiva para cualquier hablante: si en gallego hay ou en la sílaba acentuada, el castellano mantiene la vocal o. Oro-Ouro, toro-touro, moro-mouro, coto-couto, otero-outeiro…
Por eso, el topónimo Orense aparece muy pronto, incluso en textos en gallego. Por ejemplo, en este documento de la catedral de la ciudad ya en 1274.
Conoçuda cousa sea a todos que en presença de min Afonso Pérez jurado notario de Orense e das testemoyas so scritas Lo tenemos incluso en textos tan importantes como la versión gallega del Códice Calixtino (1390):
Et as cidades et vilas que y cõquereu son estas: primeiramente Viseu, Lamego, Duum̃a, Coynbra, Lugo, Orense77,
76 Cabeza Quiles, Toponimia de Galicia, Galaxia, 2008, Vigo, p 448 77 Pensado Tomé, José Luís (ed. ) : Os Miragres de Santiago. Versión gallega del Códice revista de Filología Española). (1958) p 70
141 Es una castellanización que resulta de la historia de la ciudad, que ya nace como nudo de comunicaciones en el sur de Galicia en tiempos de los romanos. De ahí la amplia, sostenida y multisecular existencia del topónimo Orense. Considerar este topónimo ajeno a la ciudad es renegar de su historia, es insistir que en la Galicia moderna solo una identidad es aceptable, la de los gallegos que resienten su historia y su pasado. Y la de los
nativos orensanos que lo aceptan.
Andrés Freire.
Nuevo libro sobre toponimia
Te lo explicamos en nuestro libro «Los nombres robados de nuestros pueblos. La sinrazón de la toponimia en España«
Nunca antes se había hablado tan abiertamente de la absurda y malintencionada eliminación de los históricos nombres de lugares en español a manos del nacionalismo lingüístico.
Cuando se hurtan palabras al español, se está empobreciendo el patrimonio lingüístico de todos los hispanohablantes y falseando nuestra Historia.
Informar, enseñar y animar a la rebeldía. Ese es el propósito de este libro.
Para más información: 618 01 27 00
- Más información sobre el libro:
Las personas bien informadas saben qué está pasando en las escuelas de las comunidades autónomas con lengua regional, son conscientes de la eliminación del español de los espacios y de la cultura oficiales y no son ajenas al
adoctrinamiento en nacionalismo lingüístico al que se somete a los escolares, sin embargo, la defensa de la toponimia en español pasa más desapercibida.
Se ha convertido en un activismo gourmet.
La reacción del sector hispanófobo cada vez que usamos un Gerona o un La Coruña es un buen indicador de la relevancia que para su proyecto tiene hacer desaparecer cualquier vestigio de la larga presencia del español en las comunidades con dos lenguas y de la notable asociación de nuestra lengua a estos lugares. No debemos olvidar que cuando se hurtan palabras al español, se está empobreciendo el patrimonio lingüístico de todos los hispanohablantes.
Ni el miedo al ridículo, ni un mínimo respeto por la veracidad histórica frenan esta pulsión exterminadora, probablemente, porque sus autores se saben amparados por la propaganda.
Hasta ahora se podían encontrar algunos trabajos sobre esta cuestión, pero no se había abordado con una visión de conjunto y analizando los topónimos de todas las comunidades con nacionalismo excluyente; es decir, de todas las que tienen lengua regional.
En la redacción de este libro han participado cinco personas que han destacado por sus trabajos sobre toponimia. A cada uno de ellos se le ha pedido que aborde esta problemática en una o varias regiones de España con total libertad en cuanto a enfoque y leitmotiv. En el último capítulo se analiza la toponimia de otros países.
Informar, enseñar y animar a la rebeldía. Ese es el propósito de este libro.
Gloria Lago
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